Al estar convencidos que la Iglesia fue instituida por el Señor JesuCristo cuando vino al mundo, cuya historia trascendió y perdura a través de los siglos, expresada en la Biblia, Palabra inspirada por Dios, nuestra intención sencilla y humilde, es narrar en este espacio hechos relacionados con los comienzos de la obra Evangelica en nuestra ciudad, Rosario, procurando mantener viva la memoria de los misioneros y hermanos que nos precedieron en la misma, que motivados por la proclamación de esta Verdad, sirvieron al Señor, con abnegación y desinterés, algunos viajando desde tierras remotas, otros ya de nuestro suelo, pero todos ellos con una sola premisa, propagar el Evangelio de la salvación por medio de la Cruz de Cristo.
Marcos 16:15
¨ID POR TODO EL MUNDO Y PREDICAD EL EVANGELIO A TODA CRIATURA¨

Porque no nos predicamos a nosotros mismos, si no a Jesucristo como nuestro Señor, y a nosotros como Sus siervos por amor de Jesus. 2 da. Corintios 4:5


Nota: Somos conscientes que la lista de hermanos es muy acotada, muchos y muy buenos es posible que se pasen por alto por falta de información, por lo que aceptamos datos y sugerencias rogando la mayor precisión, asi como la veracidad de los mismos, dirigiendose a la siguiente dirección de e-mail:

rondinelladiego@hotmail.com

LEA SOBRE "LAS VERDADES QUE NOS HACEN CREER EN CRISTO" (ASAMBLEAS CRISTIANAS)


sábado, 25 de agosto de 2007

CALLE SALTA 2339 (Sus comienzos)

Fachada antigua


calle salta 2339


Esta iglesia comenzó con los esfuerzos de un pequeño grupo en enero de 1896.
Eran en un principio, la Sra. Mariana de Spooner, sus hijas Ruth M. y Ada J., Juan F. Coleman y Jorge H. French.
En el 6 de enero de 1896 se celebró la primer reunión al aire libre en calla Brown 2046, a partir de ese momento el Señor permitió y bendijo la expansión de la su iglesia hasta el día de hoy, con generosos frutos, a pesar que sus comienzos no fueron fáciles.
En el año 1894, Jorge Spooner había acompañado al misionero Guillermo Payne a la obra en Córdoba, donde en esos día había muchos convertidos, teniendo deseos de dejar la Misión de Marineros para unirse a la evangelización en dicha ciudad. Pero enfermaron gravemente de cólera él y su hijo Gersón de 9 años, falleciendo ambos el mismo día.
No necesitamos mencionar el grado de impacto que pudo resultar en la viuda de Spooner y su flia. así como en los miembros de esta flamante obra, pero este no fue motivo para decaer sus ánimos.
En el pequeño salón que ocupaba la congregación en calle Brown, compartían el lugar con un zapatero, quien de día trabajaba y cuando comenzaban las reuniones dejaba sus actividades como un acto de solemnidad. Pero este gesto duro un tiempo, luego comenzó a trabajar también por las noches y sus ruidos no permitían a los hermanos escuchar por lo cual los predicadores debían alzar la voz para hacerse oír.
Un ministerio digno de destacar era el de la Sra. De Spooner, que cuando Coleman que tenia un castellano muy acotado, dado que lo aprendió en la Misión de Marineros con la ayuda de ella y su esposo, se sentaba a un costado y le daba la traducción justa para la palabra que el hermano necesitaba, completando de esta manera el sentido del mensaje que este necesitaba. Dios bendijo y premió su labor.
Los hermanos oraban por un lugar más cómodo y holgado y Dios proveyó un terreno en la Calle Salta 2339, inaugurándose su nuevo salón el 15 de noviembre de 1908.
Mientras se seguían realizando actividades al aire libre, durante años en Bd. Oroño y Brown, muy cerca del local, luego en Guemes y Callao a pocas cuadras de la estación Rosario norte, estratégico lugar, ya que en aquel entonces los ferrocarriles eran el principal medio de transporte, y muchos de los que entraban o salían de nuestra ciudad lo hacia por ese punto.
En este lugar por muchos años, un gran colportor (vendedor o distribuidor de Biblias o porciones bíblicas, a nivel personal) don Antonio Selle hizo su trabajo con gran responsabilidad y devoción.
De estas actividades se destacan entre otros, dos testimonios que demuestran el poder y misericordia de Dios. Dos hombres cuyos nombres hoy no son conocidos pero fueron verdaderos trofeos de la gracia divina.
El primero, Vallespí, un hombre que cometió el crimen de asesinato en Francia, con todos los agravantes de la ley, tenia condena a muerte y escucho el evangelio en una de estas actividades, una noche deambulando por calle Ovidio Lagos, escucho himnos evangélicos y entro a un local bautista, donde después de asistir a varias reuniones especiales que se estaban celebrando, expreso su inquietud por entregarse a las autoridades francesas para ser juzgado como era debido y pagar sus cuentas por el hecho cometido, reconociendo que Cristo le había salvado de la justicia divina. Como un hijo prodigo fue a ese país y se presento contando todo su testimonio y pidiendo que se cumpliera con la sentencia correspondiente. La corte de Francia lo absolvió argumentando que este era ya un hombre nuevo, arrepentido de su grave falta, siendo esta una noticia destacada en esa nación. No es común ver una persona que habiendo cometido un delito, y teniendo todas las posibilidades de evitar el castigo, por decisión propia se entregue, esto nos da la pauta de que era movido por la acción sobrehumana del Espíritu Santo.
El segundo caso, el de Luis Corradi, que era un hombre, que solía practicar el juego de bochas justo enfrente de donde se hacían reuniones al aire libre, quien en muy raras ocasiones salía sobrio de este lugar donde llevaba a cabo sus practicas. Una noche salió pasado por demás de copas, y acercándose al predicador, al que el mismo para sí, apodaba el "Explotador de pobres" vaya a saberse por qué, tal vez por las vestimentas pulcras y cuidadas de los hermanos de antaño, fraguo un plan dañino. Pensó, "me acercaré a este hombre y le daré una trompada y acto seguido escapare del lugar".
Pero inesperadamente, cuando terminó la predicación, el hermano French anuncio que iba a dar testimonio un hermano que había sido un alcohólico empedernido.
"Voy a escucharlo, pensó, y dejare mi plan para después". Subió entonces un hombre de aspecto humilde pero acicalado, y don Corradi pensó, "Este es uno de los nuestros... !"
No había terminado el testimonio de este hermano que Corradi irrumpió en sollozos, diciendo:
"Si Dios te salvo a vos, a mí tambien me puede salvar...!". Los hermanos se acercaron y le contuvieron, y este hombre cambio su vida para siempre.
Así como este, cientos de testimonios mas sucedieron hasta nuestros días, y seguirán si Dios lo permite.
También cabe mencionar que la obra se extendió desde nuestra ciudad a otras como Villa Constitución, Villa Maria, Río Segundo etc..
Si bien hay muchísimos hermanos que dejaron sus huellas por esta congregación, daremos los nombres de unos pocos que fueron los que precedieron esta obra.
Entre ellos están: Jorge H. French, Augusto Boubilá, Jorge W. Spooner, Jerónimo A. Callejas, Nicolas Doorn, entre otros, hombres fieles al Señor y a su Palabra, junto a tantas otras hermanas a quienes es justo recordar que se sacrificaron para servir a Dios y las que tuvieron su seguro galardón.



Texto seleccionado y adaptado del Sendero del Creyente.



img044callejas french miss cowden

Los hermanos de calle Salta 2339 a pleno.
Los dos caballeros sentados mas al centro de la foto, son Jeronimo Callejas (izquierda) y Jorge French (derecha), sentada en le extremo izquierdo de la foto, Margarita Scott Cowden

Etiquetas